Diálogo entre un liberal y un servil, o entre Lorio y Cacipucio. Sobre el derecho de América a la independencia. Religión e independencia. Continúa en Nº 8, 18 de diciembre de 1813

 

 

Lorio. Que buen mozo ibas en la procesión de los lesos, amigo Cacipucio, aunque ibas sudando con el cajón de las velas..

Cacipucio. Yo salí, como que soy tan devoto y constante cofrade de la última anda, esto es, del santo sistema antiguo.

L. ¡Hombre! ¿Es posible que después de que has leído, u oído leer el Catecismo de los Patriotas, y tantos otros escritos sólidos y convincentes, estés cada día más animal? Que mamajuana esté tan bruta ahora como un año antes, no me admira, porque su cabeza no es para más, aunque está energúmena; porque aunque los energúmenos saben mucho, ella tiene espíritu bestial. Mas, es desvergüenza que seas tú sarraceno oyendo leer papeles públicos.

C. Mi padre me aconsejaba que no anduviese con juntas, por eso yo no soy amigo de juntas:

L.- Eso es indiferente: 1a América que tiene derecho para ser independiente de la Europa, lo tiene también para elegir la forma de gobierno que le parezca mejor, poniendo el poder ejecutivo en uno o en muchos, bien que el mejor gobierno es el más sencillo y activo. El tiempo y la necesidad de las circunstancias y las cosas enseñaran lo más oportuno que debe hacerse.

C. No me gusta tanto gobierno; gobierno aquí, gobierno acullí, gobierno más allá.

L. Demonio, ¿tú mantienes a esos gobiernos?

C. No.

L. Pues, si no los mantienes, deja que hayan [haya] doscientos. Además, tú eres forastero, y por tanto no debes meterte en lo que nosotros hacemos.

C. Pero soy español, y me duelen estas cosas.

L. Por lo mismo no debes meterte en nada, como no sea hacerte racional y ayudarnos. A la España se puede decir: tú que no puedes, llévame a cuestas. Ella ha sabido gobernarse a sí misma tan mal que se ha visto precisada a poner el mando de sus fuerzas en manos extranjeras [3]; ella no puede ya moverse sino al gusto de la Inglaterra, y las cosas están de tal suerte que ha de recibir por rey aquel que convenga a la política de las potencias de Europa. Se escribe de Londres que el Emperador austriaco quiere que sea Rey de España el Archiduque Carlos, y que la Gran Bretaña, a quien interesa la independencia de España y que en ella no mande un Bonaparte, no pone mala cara a la propuesta. Napoleón es, como sabes, yerno del Emperador austriaco, y pariente ya del Archiduque, y como había de haber pacto de familia entre España y Francia tarde o temprano, pudiera ser que distase del negocio, dando otro acomodo a su hermano José.

C. ¿Y qué será entonces de mi adorado Fernando?

L. ¡Hombre! Déjate de eso. Napoleón no quiere que los Borbones reinen en Europa, por eso los expelió de todos sus puntos, de España, Portugal, Italia, y aun trabaja por arrancar una ramita de ellos, que se tiene fuerte en Sicilia.

C. Pero usted dijo una vez que Napoleón ofreció a la Inglaterra dejar en Portugal a su soberana con tal que José reinase en España tranquilo.

L. Como su soberana no es lesa, bien conoció que posesionado Napoleón de España, luego llevaría el vuelo sobre Portugal. Puede ser que Portugal se trueque por otra cosa mejor.

C. Eso es trocar y vender a los pueblos y a los hombres y a los hombres como si fuesen carneros.

L.- Así es el mundo, y eso sucede porque son carneros los hombres y los pueblos, y tú eres también carnero porque eres sarraceno, porque quieres ser esclavo, y que te vendan, te compren, y te apaleen a su gusto.

C. Yo soy, sarraceno por la religión.

L. Acabarás de rebuznar demonio. Nosotros no sólo respetamos a la religión, sino que es el objeto más amado de nuestros corazones; hasta ahora nadie insultó al culto, todo sigue como antes, y aun mejor, pues ya sabes las reformas que se han hecho sobre los derechos eclesiásticos, y que en las escuelas que se multiplican por todas partes, se enseña la doctrina cristiana, cosa descuidada antes porque era corto el número de escuelas. Acerca de esto hay gran celo en el Instituto, y todo irá mejor en sentándose las cocas. Ahora voy a hablarte de modo que me entiendas, acomodándome a tu tontera.

Dime santo varón, ¿quién ha de combatir aquí la religión nacional? No ha de ser el pueblo que es religiosísimo, no el gobierno, que ha de ser formado por el pueblo; no los escritores, porque los escritos religiosos están sujetos a la censura. Así, pues, después de dar oídos en este punto a fanáticos, a viejas y a impostores artificiosos. Si tuvieras talento echarías de ver que para que la religión se conserve pura en América es preciso que ésta se ponga no sólo fuera del alcance de la autoridad de Europa sino también de su influjo. La pureza de la fe ha padecido mucho con España por el trato y familiaridad con los franceses e ingleses, que ya sabes que no son tan devotos como tu. La España ha de tener un Rey: éste tal no ha de ser Borbón, conque saca tú la consecuencia, aplicando la brasa a la sardina que quieras. Yo te veía antes horrorizarte de que no hubiese inquisición en Francia, pues ya sabes que dicho tribunal se suprimió en España y en todos los puntos de su jurisdicción, y tú no has dicho ni chus ni mus; tan bribón eres como todo eso. Tampoco existe aquel tribunal en el Brasil ni en todos los dominios portugueses, lo que te comunico para los efectos que te convenga, y también te participo que en dichos dominios está declarada la libertad de conciencia.

C. Yo soy sarraceno por otras cosas, yo soy fiel vasallo del Rey.

L.Hablemos de buena fe, mi amigo, ¿tú crees que vuelva a su trono don Fernando de Borbón?

C. Hablando con pureza, yo no lo creo.

L. Pues has de tener la bondad de responder, a otras preguntitas. La Regencia de Cádiz; ¿qué es y de quien recibió la autoridad?

C. La Regencia es una junta, como la de aquí, con sola la diferencia de que aquella Regencia es un poder ejecutivo nombrado por las Cortes [4].


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[3]

Alusión al mando militar que ejercía Lord Wellington (N. del E.).
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[4]

Continúa en el Nº 8, Sábado 18 de diciembre de 1813 (N. del E.).
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