Resumen
Con el propósito de seguir contribuyendo, aunque sea en muy modesta
medida, al mejor conocimiento del español trasplantado al Nuevo Mundo
durante el siglo XVI, me he interesado por establecer cómo era la situación que la lengua guardaba en los momentos iniciales de su paso a la Nueva España, analizando las peculiaridades del habla de algunos de los conquistadores
de México. Hace ya algún tiempo publiqué una breve colección de estudios sobre el español usado por Diego de Ordaz, según permitía deducir una serie de cartas que ese capitán de Hernán Cortés había escrito a su sobrino Francisco Verdugo, residente en la ciudad de México, entre el 2 de abril de 1529 y el 15 de agosto de 15301. Recientemente he publicado en otro lugar un breve estudio sobre la fonética del habla de Hernán Cortés o -sería más preciso decir- de quienes le escribían sus documentos al dictado'. Para hacer ese análisis, así como el que haré en las páginas siguientes, me he servido básicamente de dos documentos cortesianos escritos con un cuarto de siglo de diferencia entre sí: la segunda
carta de relación de la conquista de México y el testamento del conquistador.
La primera fue firmada por Cortés el 30 de octubre de 1520; el segundo fue otorgado por el Marqués del Valle, en Sevilla, el 11 de octubre de 1547.